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Recordando a Carrie Fisher a tres años de su partida

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Existen muchos artistas a quienes por más que tratemos, no podemos desligar de los roles que los hicieron famosos. Carrie Fisher es una de ellas, pues siempre será para nosotros la princesa Leia de Star Wars. Hace tres años Carrie falleció inesperadamente, apenas un año después de hacer felices a incontables fans con su reaparición en The Force Awakens (2015). Hoy, 27 de diciembre, recordamos a la Skywalker con el peinado más icónico del cine con algunos datos que quizá no sabías sobre ella.

Sufría de trastorno bipolar

Durante un tiempo, cuando el nombre de Carrie salía en los titulares, era para criticarla por sus adicciones y comportamiento errático. Nadie sabía, ni siquiera ella misma, que la causa detrás de esos problemas era un trastorno bipolar no diagnosticado. En lugar de avergonzarse, Carrie aceptó su situación, siguió el tratamiento y decidió hablar abiertamente de la lucha contra su propio cerebro y la importancia de la salud mental en entrevistas y en los libros que escribió al respecto, como The Best Awful (2004), Wishful Drinking (2008) y The Princess Diarist (2016).

Escribió una novela que luego fue llevada al cine

Postcards from the Edge es una novela semi-autobiográfica publicada en 1987, en la que su alter ego, Suzanne Vale, intenta reordenar su vida luego de una sobredosis de drogas. Tres años después, Carrie adaptó el texto para el formato cinematográfico, donde el rol de la protagonista estuvo a cargo de Meryl Streep. ¿Por qué no lo hizo Carrie? Porque, en sus propias palabras, ella “ya había encarnado a Suzanne”.

Se convirtió en una cotizada asesora de guiones

Una vez finalizada la trilogía original de Star Wars, Carrie no se alejó por completo de la gran pantalla. Formó parte del elenco de películas como Hannah and Her Sisters (1986) y Cuando Harry conoció a Sally… (1989), pero donde realmente destacó fue detrás de cámaras. Numerosos directores la contrataban para que revise sus guiones línea por línea, los corrija y saque a relucir todo su potencial, como fue el caso de Cambio de Hábito (1992), Arma Mortal 3 (1992) y El Cantante de Bodas (1998).

Se enfrentó a los estándares de belleza de Hollywood

Si bien en su momento no se atrevió a decirle a George Lucas la poca gracia que le causaban los famosos moños de Leia, con el tiempo Carrie decidió no guardarse sus opiniones, en especial respecto a su aspecto físico. Por ejemplo, reveló que antes de rodar Una Nueva Esperanza (1977), la enviaron a una especie de campamento para que baje de peso. El famoso bikini de hierro, por otro lado, le parecía ridículo y sumamente incómodo, al punto que cuando grabó The Force Awakens, le dijo a Daisy Ridley (Rey) que no tenga miedo de quejarse si es que la obligaban a usar algo similar.

Su sentido del humor era incomparable

Carrie tenía la misma fortaleza y valentía que el personaje que la hizo una estrella. Hizo frente al acoso de los medios, desafió las expectativas sociales ybatalló contra su propia mente, todo esto con un ácido sentido del humor. El máximo ejemplo de su capacidad para burlarse de sí misma (y de los problemas con los que lidió), es la urna que contiene parte de sus cenizas. Carrie pidió que tenga la forma de nada menos que una enorme cápsula de Prozac, un fuerte medicamento antidepresivo.

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Carrie Fisher pasó a la historia no solo por representar a la lideresa de la Alianza Rebelde, sino también por su versatilidad, ingenio, carisma y arrolladora personalidad. “No quiero que mi vida imite al arte, quiero que mi vida sea arte”, dijo alguna vez. Afortunadamente, querida Carrie, queda claro que así fue.

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