En pocos días, la fanaticada metalera del país será testigo de una gira que los marcará con fuego. Dos de las bandas más representativas, importantes y longevas del metal llegan a nuestra capital para una gira conjunta que los ha llevado a varias ciudades de nuestro continente. Cannibal Corpse y Napalm Death irrumpirán en el caos capitalino para hacernos revivir con cada uno de sus temas más representativos.
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No faltarán quienes sindiquen como ininteligible, en el mejor de los casos, aquello que los parlantes o audífonos expelen hacia nuestros oídos cuando nos sometemos a la música de estas dos bandas fundamentales. Y si acaso nos exigieran alguna explicación para comprender el porqué de nuestro gusto y disfrute, quizás habría que remontarse a décadas atrás. A aquellos años en donde, por ejemplo, hablar de zombies era algo perteneciente a un circuito de culto, casi exclusivo, que servía para el honesto solaz de unos pocos, y no se había convertido en una serie famosa de TV ni producido una infinidad de películas con secuelas repetitivas hasta el hartazgo.
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Este género, el death metal, sabía nutrirse de historias de horror (reales o no, eso era lo de menos), pero también se cebaba de ese saturación y aburrimiento, de ver que nada cambiaba y que modelos que pretendían mantenernos en la rutina y la inoperancia buscaban perpetuarse. No solo en la música y en general dentro de la cultura del entretenimiento, sino también en lo político y social. Y ante ese panorama de frustración y fastidio, la respuesta no podía ser otra que el extremismo sónico. Una decisión estética que, literalmente, cayó como una puñalada en la adormecida y edulcorada escena musical de finales de los 80. Lo importante no era dónde caer, sino cómo. Y estas dos bandas lo hicieron de manera furibunda y sin piedad.
Cannibal Corpse se hace de un nombre en el metal (y vaya que su nombre es impactante) por la llamémosle, elocuencia gore de su propuesta integral, desde las grotescas portadas de los discos, pasando por los nombres de las canciones (“I Cum Blood” tiene que estar en un top 5 de los mejores en la historia), hasta las horrendas y quirúrgicas descripciones de sus letras, que son coronadas por la hosquedad interpretativa de su vocalista George ‘Corpsegrinder’ Fisher, quien lleva ya 22 años al frente del grupo. Él y la banda disfrutan del horror, se regodean tocando temas como “Hammer Smashed Face”, “Make Them Suffer” o “Heads Shoveled Off”.
Su propuesta pionera en el death metal no da tregua y cada disco, junto a cada presentación del quinteto, son una demostración de destreza instrumental, gritos guturales, y letras que escandalizarían a todas las asociaciones de padres de familia de los colegios en el mundo. Podríamos pensar que este sonido restringiría su audiencia, incluso dentro de los consumidores de heavy metal, pero llevan más de dos millones de discos vendidos, y no han parado desde que comenzaron. Cannibal Corpse llega a Lima con nuevo disco bajo el brazo, Red Before Black, editado en noviembre del año pasado, el cual les sirve de pretexto para además celebrar tres décadas de carrera a puro headbanging.
Sus compañeros de brutalidad sónica para esta gira son los británicos Napalm Death. Pioneros del grindcore (¿el qué?), hijos indeseados del régimen de Margaret Thatcher, y orgullosos predicadores del metal rápido y furioso, como tiene que ser. “Es como Motorhead, diez veces más rápido”, definió así a su banda alguna vez el vocalista Mark “Barney” Greenway. Creemos que es lo correcto, mientras nos sacudimos con la rapidez y el caos que enerva nuestros sentidos cuando los escuchamos.
Claro, ¿pero cómo alguien puede disfrutar una banda y un sonido así? Pues, porque Napalm Death ha sido un grupo dispuesto a soportar todas las críticas que les han hecho en el tiempo. Nada raro para estos precursores del metal extremo. Tan prolíficos como veloces, pueden sacar un disco de 30 canciones, en las que una de ellas apenas llega a los 3 segundos. Con letra incluida. Es una banda tan peculiar, que Scum, su celebradísimo álbum de 1987 tiene el lado A con una alineación distinta a la del lado B. Su nombre, por supuesto, siempre quiso ser un manifiesto antibélico, aún cuando los mensajes de sus composiciones se deshagan en alaridos muy fuertes, que eso sí, claman por un mundo con un trato más justo y ético para sus habitantes.
Se iniciaron como una banda anarco punk, desarrollando su sonido hacia el grindcore y de ahí en más no hubo momento para detenerse. Esa mezcla furibunda y vertiginosa, sin respiro, de punk con metal, hecha como si fuera la representación musical de una balacera, les valió el reconocimiento de gente como el famoso DJ británico John Peel, con quienes celebraron varias sesiones para la BBC. Evidentemente, verlos en vivo en una experiencia indescriptible. Tanto que apreciarlos por primera vez, si fuera tu caso, te dejará un rostro de insospechado desconcierto, además de los oídos tachonados con distorsiones de cuerdas, tarolas como ráfagas de metralleta, y griteríos inexpugnables.
Ellos nos visitarán (en la que debe ser ya su cuarta llegada a estas costas) con un nuevo disco, el recopilatorio Coded Smears and More Uncommon Slurs, y ya están a punto de lanzar otro álbum con nuevas canciones, que también sería bueno escuchar por acá en una próxima oportunidad. Para esta, Napalm Death junto a Cannibal Corpse prometen no dejarnos con la cabeza en el cuello y hacernos, no sufrir, sino disfrutar de sus incansables trallazos metaleros este 27 de setiembre en Festiva. El headbanger en ti te lo agradecerá.
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