Septiembre, Floricienta y las flores amarillas

Hay cosas que se quedan grabadas para siempre, y una de ellas es haber crecido con Floricienta y que nos llenen la habitación con mil flores amarillas.

Ya pasaron los años, aquí estamos ya grandes, con mil cosas encima pero con ese mismo sueño intacto.

Y es que en septiembre, todo se vuelve más brillante: llega la primavera, el aire huele distinto y parece que todo florece. Y justo ahora, regalar flores amarillas no es solo un gesto romántico, es un recordatorio de que seguimos siendo esas chicas que soñaban con detalles mágicos.

El gesto importa más que el regalo. No son los girasoles o las rosas flores amarillas en sí, sino lo que representan: que alguien pensó en ti, que alguien quiso sacarte una sonrisa, que alguien te dio ese “momento de novela”.

No tenemos que esperar. Y acá lo cool: muchas chicas hoy se están comprando sus propias flores amarillas. Porque ya entendimos que si algo soñamos, también podemos dárnoslo nosotras mismas. Y se siente igual de lindo.

La magia de septiembre es que se siente un mes coqueto, lleno de ilusión y con un aire de renovación. Y las flores amarillas son el símbolo perfecto: amor, amistad, alegría, nuevos comienzos.

Así que sí, este mes todas somos un poquito Floricienta otra vez. Ya sea porque alguien especial te sorprende con un ramo amarillo o porque decides regalarte el tuyo, lo importante es no dejar de soñar ni de darle color a tu vida.

Porque si algo nos enseñó Floricienta es que la ilusión nunca pasa de moda.