Cada 31 de diciembre, el mundo entero pone los ojos en el mismo punto. No importa el país, el huso horario o el plan: la cuenta regresiva y el descenso de la bola en Times Square se ha convertido en el símbolo global de despedir un año y darle la bienvenida a otro. Pero esta tradición no nació como un espectáculo masivo. Se construyó con historia, ciudad y una idea que supo quedarse.
En esta toda, te contamos todo sobre cómo la fiesta de Times Square se convirtió en la fija de Año Nuevo.
El inicio de todo: Nueva York, 1904
La celebración de Año Nuevo en Times Square comenzó en 1904, cuando The New York Times inauguró su nueva sede en el edificio que hoy conocemos como One Times Square. Su dueño, Adolph Ochs, quiso marcar el momento con una gran fiesta en la calle, algo poco común para la época.
Ese 31 de diciembre hubo música, fuegos artificiales y una multitud que superó las 200 mil personas. El evento fue tan impactante que Times Square desplazó a Trinity Church, en Wall Street, como el lugar elegido por los neoyorquinos para recibir el Año Nuevo.
El origen del Ball Drop
Para 1907, la ciudad prohibió el uso de fuegos artificiales. Lejos de cancelar la celebración, los organizadores buscaron una alternativa igual de simbólica. Así nació el primer Ball Drop: una esfera de hierro y madera, iluminada con bombillas, que descendía desde lo alto del edificio justo a la medianoche.
El diseño fue obra de Jacob Starr, un joven inmigrante especialista en metalurgia, y pesaba alrededor de 700 libras. El gesto fue simple, pero poderoso. Desde ese momento, el descenso de la bola se convirtió en la señal oficial de que el año había cambiado.
Más de 100 años de tradición
Desde entonces, la bola ha descendido casi todos los años sin interrupción. Solo dejó de hacerlo en 1942 y 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Nueva York apagó sus luces por seguridad. Aun así, la gente siguió reuniéndose en Times Square para recibir el Año Nuevo en silencio y con campanadas. Hoy, más de mil millones de personas en todo el mundo siguen la cuenta regresiva desde sus pantallas.
Con el paso de las décadas, la bola fue cambiando de materiales y tecnología. En 2000, la bola fue rediseñada completamente para celebrar el nuevo milenio. En 2007, se incorporó tecnología LED de última generación. Y en 2025 se presentó la Constellation Ball, la más grande hasta ahora, con miles de cristales y un diseño inspirado en cuerpos celestes, como símbolo de conexión e infinitas posibilidades
Celebrar el Año Nuevo en Times Square no es cómodo. Hace frío, hay que llegar con muchas horas de anticipación y permanecer de pie durante casi todo el día. Aun así, cientos de miles de personas lo hacen cada año.
La razón es simple: es una experiencia colectiva. Cuando faltan pocos minutos para la medianoche, Times Square contiene la respiración; se paran las luces, la música y solo se escucha a miles de personas contar al únisono los últimos segundos del año.
Eso es lo que hace que el Año Nuevo en Times Square sea tan épico. No es solo la bola, ni las luces, ni la tecnología. Es la sensación de que, por un instante, todo el mundo empieza de nuevo al mismo tiempo.