Luego del estupendo recibimiento que tuvo su anterior trabajo discográfico ‘Jardín de Pulpos’, ubicado como uno de los discos peruanos imprescindibles del pandémico 2020, el proyecto Vílchez Huamán -comandado por el músico y artista plástico Ricardo Wiesse Hamman- ha tenido meses de imparable actividad en los que presentó cinco nuevas canciones (Niño Héróe, Sin Tocar, Redes, 2070 y Baila o Muere) entre el 2021 y 2022 con los que, cual camaleón, se ha mostrado con una nueva piel apostando por una una nueva paleta de sonidos que, finalmente, le dieron forma a ‘Baila o Muere’, su esperado tercer álbum de estudio.
‘Baila o muere’ es un disco pandémico marcado enteramente por el caótico 2020: Crisis mundial de salud, confinamiento obligatorio, crisis económica aguda, pérdidas humanas, desempleo masivo. Sin duda, una de las temporadas más oscuras que le tocó vivir a la humanidad entera. Sin embargo, para Vílchez Huamán, estos fueron algunos tópicos que lo llevaron a hacer una catarsis humana y artística para construir, a partir del caos, el hilo conductor de este álbum que ubica al oyente en una situación tensa en la que debe enfrentar un escenario apocalíptico en el que solo el baile salvará su vida.
“Baila o muere es un disco “pandémico” que como instinto natural propone vivir para no morir. Líneas de bajo vitales, groove para la vida, pero también introspección y sueños que se mezclan con la “realidad”. Propone en estos tiempos también ser más empáticos que nunca y literalmente ponerte en los zapatos del “Niño Héroe”, o nunca dejar de destacar y agradecer lo hermoso, así se esté viviendo el apocalipsis, como en la canción “Jamás” que es una historia de amor gestante”, comenta Ricardo Wiesse sobre el concepto de ‘Baila o Muere’.
El combo ‘Baila o Muere’ declara su libertad musical y propone un sonido independiente para cada canción que lo compone. El ungüento viene con el adn de siempre (Dub, new wave, rock, electrónica), pero a diferencia de las dos placas anteriores, este álbum contiene un condimento afrobeat bastante pronunciado que le otorgan un sabor único y distinto. En definitiva, el sonido de Vílchez Huamán en este trabajo se mantiene encajando en esa ambigua etiqueta de #PostPop.
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El espíritu de participación colectiva también se ha manifestado en este álbum, pues cuenta con dos importantes colaboraciones: “Tenemos el honor de contar con el increíble músico argentino Pablo Molina (Todos Tus Muertos, Lumumba), un cantante muy admirado y viejo amigo que participó sumando su voz en la canción “El contrato”. Así mismo, el maestro de los tambores, Pepe Chiriboga, grabó la tabla hindu en “Caballos, la canción más introspectiva del disco”, añade Wiesse. Al igual que el trabajo discográfico anterior, este ha sido producido musicalmente por Henry Ueunten, mientras que la grabación y mezcla estuvieron a cargo del siempre confiable Brian Pezo; finalmente, la masterización del disco fue encomendada a Francisco Hollzman, en Chile.
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