El olor a canchita, el sonido de la risa y la mirada asombrada de decenas de espectadores viendo acrobacias imposibles: el circo es una experiencia única que une generaciones.
Antes de las carpas gigantes y los espectáculos con luces LED, el circo era un arte callejero lleno de historia, aventuras… y mucha improvisación.
Pero… ¿alguna vez te has preguntado cómo empezó todo este show? Hoy te contamos cómo nació el circo tal como lo conocemos y por qué, más de 250 años después, sigue llenando de magia barrios y ciudades.
De las plazas al show itinerante
El concepto de reunir malabaristas, acróbatas y animales para entretener no es nuevo: los orígenes del circo se remontan a la antigua Roma, donde se organizaban grandes espectáculos públicos en anfiteatros. Sin embargo, lo que hoy conocemos como circo moderno nació en Inglaterra, en el siglo XVIII.
Un ex jinete de caballería llamado Philip Astley es considerado el “padre del circo moderno”. En 1768, Astley tuvo la idea de mostrar sus habilidades ecuestres dentro de un anillo circular, invitando a payasos y acróbatas para entretener entre acto y acto. Así nació la primera pista de circo.
El boom del circo itinerante
A inicios del siglo XIX, el circo se volvió itinerante: carpas enormes viajaban de pueblo en pueblo, llevando la magia a lugares remotos. Los circos ambulantes se convirtieron en verdaderas ciudades sobre ruedas, con carromatos, animales exóticos y una troupe de artistas de todas partes del mundo.
Con los años, aparecieron actos legendarios: trapecistas que desafiaban la gravedad, payasos que hacían reír sin decir una palabra, domadores de fieras, y números cada vez más arriesgados.
¡Y se reinventó el circo!
Hoy, los circos siguen vivos pero adaptados a los nuevos tiempos: muchos han dejado atrás los animales para centrarse en el talento humano, la música en vivo y espectáculos visuales impresionantes, como el famoso Cirque du Soleil, que revolucionó la industria combinando teatro, danza y acrobacias.
En Perú, la tradición circense se mantiene fuerte, especialmente en julio: decenas de carpas llenan la ciudad de color y asombro, creando recuerdos que duran toda la vida.
El show debe continuar
Así que la próxima vez que entres a una carpa de circo, recuerda: detrás de cada acto hay siglos de historia, pasión y artistas que dedican su vida a mantener viva esta forma de magia.
¿Listo para aplaudir de pie?
