Queridos lectores, ¿se han puesto a pensar que dentro de la rutina, el trabajo en la oficina, el tráfico y el frío de Lima buscamos escapar de la realidad yendo al cine o viendo alguna maratón de serie?. Y sin embargo, muy pocas veces ponemos al teatro como primera opción; y ayer, decidí darle una oportunidad a “Pantaleón” El Musical del que quedé gratamente sorprendido al ver que tenemos una de las mejores obras musicales de sangre caliente dentro de la escena local.
Pantaleón y las visitadoras es un peliculón dentro de la cultura popular peruana. Francisco Lombardi hizo una extraordinaria adaptación del libro de Vargas Llosa, con escenas memorables que se han quedado en la retina y la memoria de una gran generación de peruanos. Veinte años después, se estrena “Pantaleón y las visitadoras” El Musical de la mano de “Los Productores” y dirigida por Juan Carlos Fisher quien desde hace mucho buscaba llevar una obra literaria peruana a las tablas del teatro. En esa búsqueda encontró en Pantaleón todos los ingredientes que necesitaba un musical y vaya que no se equivocó; ya que, para mí hizo suya la obra poniéndole un estilo propio que lo distingue tanto del film como de la obra literaria.
El Teatro Peruano Japonés está listo, no entra una persona más. Son las 7 de la noche y termina la tercera llamada para iniciar la función. Se apagan los reflectores y el teatro empieza a cobrar vida con un ritmo amazónico lleno de color, canto y baile. Al inicio nos encontramos con una extraordinaria locución del Sinchi, personaje protagonizado por Emilram Cossío. Este gran personaje antagonista que nos narra de una forma magistral lo que va ocurriendo. Dentro del escenario, una coreografía invade el cuartel al ritmo de un big band de música en vivo que logra adentrarnos a esta historia militar.
Es así como nos presentan al capitán Pantaleón Pantoja, el protagonista encarnado por Emanuel Soriano, que nos da una versión más divertida y sátira del personaje que tiene que luchar contra sus bajos instintos. Es el personaje al que tratan de corromper sus valores, su matrimonio y su reputación dentro del ejército.
La historia se desarrolla en el corazón de la Amazonía Peruana, donde Pantaleón tiene como misión reclutar a un grupo de prostitutas para calmar los bajos instintos de los soldados que se encuentran dentro de los cuarteles en la selva. Una misión kamikaze que se le encomienda al buen Don Panta, que hará hasta lo imposible para que la misión logre prosperar.
Sin duda, una de las mejores escenas es el casting de las visitadoras, donde el ingenio, los gags y la coreografía salen a relucir la sensualidad y el encanto de cada una de las actrices. Melissa Paredes, quien hace un gran trabajo con su interpretación de la visitadora Pechuga, logra ser sexy e inocente al mismo tiempo, siendo a mi parecer uno de los personajes más graciosos dentro de toda la obra.
Un gran acierto en esta nueva versión de Pantaleón es incluir a un visitador hombre, en tiempos de igualdad de género, y con esto me refiero a la actuación del artista y bailarín Pedro Ibáñez. Esto nos demuestra que nuestra forma de pensar está cambiando, que la Lima cucufata está desapareciendo con una gran aceptación del público. Es una licencia que se toma la obra de teatro, a mi parecer, una propuesta acertada para los tiempos en que vivimos; sin embargo, siento que se pudo haber explotado un poco más, dentro de la trama en Pantilandia junto a las visitadoras.
Dentro de toda esta parafernalia se encuentra Pochita, la esposa de Pantaleón, protagonizada por la gran Stephanie Orué, quien es la otra cara de la moneda y que nos muestra una esposa abnegada y conservadora que vive engañada. Stephanie nos deleita de su gran capacidad actoral y de canto a la cual ya nos tiene acostumbrados en los distintos roles a lo largo de su carrera.
No podía terminar de hablar de la obra sin la “Brasileña”, interpretado por Milett Figueroa, quien reencarna el papel que Angie Cepeda interpretó en el film de Lombardi. Millet hace un despliegue de sensualidad que pone en aprietos a Pantaleón, quien no puede resistirse a sus encantos. Los actores serán parte de un triángulo amoroso que se va desarrollando a lo largo de la obra.
Millet no solo nos demuestra un gran desempeño actoral, también nos deslumbra con una gran técnica de canto, demostrando que tiene muchas más facetas que faltan explorar. Por otro lado, siento que aún no logra reencarnar al personaje en su 100%, debido a las distintas matices que tiene dentro de la obra. Eventualmente, espero agarre la confianza necesaria para que pueda lograr su máximo potencial.
Han pasado casi 3 horas, los reflectores se apagan y no queda más que aplaudir esta gran puesta en escena que me deja gratamente sorprendido; sin más, me despido con la promesa de volver más seguido al teatro y espero que así suceda. Gracias a Joinnus, a los Productores y sobre todo a los actores que dejaron todo en el escenario.