Dolores Fonzi no es Dolores Fonzi. Es el alter ego del argentino Julián Tunni —ex miembro de la banda de lo-fi pop Domingo Negro— que desde 2013 publica en su Bandcamp canciones solistas a modo de incógnito, como un diario de vida íntimo bajo su idea de fuerza personal: canciones y sonidos transparentes, mal grabados como las personas reales.
Entre agosto y octubre de este año, Julián Tunni se reencontró con la guitarra y el piano, y se propuso, esta vez, aspirar a un sonido más limpio que iluminara la suciedad de su entorno, aun con las limitaciones de su exótico set casero: un solo micrófono, varios instrumentos averiados y el ruido ambiente de un departamento en la ciudad de Buenos Aires.
“Segunda Mano” es el primer corte encargado de abrir el disco homónimo de Dolores Fonzi, una canción que se ancla en el sonido del rock clásico para expresar desidia en medio de una relación sentimental tóxica, haciendo analogía con un artefacto usado.
Este es el primer trabajo que Dolores Fonzi considera como un disco de estudio —a pesar de su prolífico y experimental recorrido de discos-demos anteriores— y también, el primero que el artista decide compartir abiertamente con el mundo. Un viaje ecléctico por canciones románticas, pasajes instrumentales oníricos, música clásica con distorsión y un estado de trance caótico, grabado y producido íntegramente por Tunni y sus invitadxs especiales.
El espíritu lo-fi y el culto al error es lo que define la libre obra de Dolores Fonzi. Las oscilaciones de los instrumentos descalibrados, las cuerdas carcomidas por el paso del tiempo, y algunas grabaciones realizadas en cintas llenas de polvo y humedad, otorgan cuerpo y presencia a su estética desgarbada y existencialista. ¿Te preguntaste qué hacemos acá?, nos interpela Tunni en la letra de “Conexxxión”. Este flamante álbum suena a crisis e intimidad, a dulzura y melancolía, a la pregunta constante por nuestro misterioso y breve paso por el mundo.