Por estos días, Ani debía estar sintiendo la arritmia emotiva del estreno de la segunda entrega de su blockbuster “No me digas solterona”, cuya primera parte logró estar 13 semanas ininterrumpidas en cartelera. Todo estaba listo para que este primero de abril, ella caminara por la alfombra roja de la premier de la cinta que ha venido trabajando desde los últimos años.
Por eso, cuando se enteró de la cuarentena obligatoria, lo primero que se le cruzó por la cabeza fue qué pasaría con el futuro de la película. Sintió, incluso, que vivió esas primeras horas en automático al grado que en su mente decidió ir al supermercado para stockearse. Lo que pasó después es que cuando llegó a su casa cayó en la cuenta de que solamente había comprado seis paltas y tres mangos.
Ella nunca ha sido de salir mucho. No le gustan los lugares con mucha gente y admite que a sus 32 años nunca ha tenido una cita. Admite que, lo social no es su fuerte y si bien esta cuarentena la está sintiendo como un fin de semana cualquiera, sabe que el no poder estar viendo todo lo de su película le está dando ansiedad.
Ani está acostumbrada a ir a todos los días al gimnasio, lo que le servía como una válvula perfecta para drenar la congoja. Hoy ha tenido que realizar una rutina casera que está complementado con Tabata, canciones energéticas que intercalan 30 segundos de trabajo físico por 10 de descanso. Tras perder algunos kilos en estos días, Ani tiene claro que terminada la cuarentena nunca más pagará por ejercitarse fuera.
Estos días está compartiendo la cuarentena con su mamá, su papá y su hermano. Producto de la agenda de cada uno, nunca habían compartido juntos tanto tiempo como por estos días. Es más, ha caído en la cuenta que los almuerzos se han vuelto un momento de reunión vital y no recuerda haber compartido tanto desde que era niña.
Es así como todas las tardes, a las 5pm, Los Alva almuerzan juntos, ¿por qué tan tarde? tal vez porque todos son dormilones y han decidido ser más nocturnos que de costumbre. Igual el compromiso está claro: almorzar siempre reunidos, sentados y juntos pese a no comer lo mismo.
Su mente de directora de cine hace imposible que se quite esa forma de ver la vida, como un gran story board, pese a las circunstancias. La otra vez que salió a comprar provisiones se imaginaba cómo grabaría la escena. Plano general, subjetiva, plano detalle, corte. Todo lo iba pensando mientras caminaba y pensaba con qué canción musicalizaría. “Tendría que ser una de esperanza como Fix You o Viva la Vida de Coldplay”, se decía enfundada en guantes y mascarilla.
Así pasan los días de Ani pensando y consumiendo cine. Esperando que la vida le vuelva a levantar el partidor y poder compartir la película que todos quieren ver y tanto se hace esperar.