El Festival Reactivate unió a 10 artistas en escena, en dos días totales para los que hizo SOLD OUT, y en la mecánica de 2 escenarios simultáneos, para dar inicio a esta nueva normalidad que nos acompaña en una temática innovadora y que he de decir, me sorprendió gratamente. Si me preguntan el por qué, simplemente creo que ha sido uno de esos festivales que ha sabido salvaguardar los espacios y la organización que prometió. Esta demás decir, que antes de comprar las entradas en Joinnus, se me pasó por la mente cómo sería la distribución, si serían capaz de cumplir los protocolos y sobre todo si nosotros, como personas adultas, tendríamos la capacidad de respetar estas normas.
La fecha 2 del Festival Reactivate se vivió con mucha ilusión. Me demoré menos de 5 minutos en ingresar al local, entre lo que nos revisaban los tickets y nos medían la temperatura, a cargo del personal de Joinnus. Con doble mascarilla y ya adentro, una persona nos dirigió hacia nuestros lugares; que vale decir me costaron conseguir, sobre todo por la ubicación, y nos esperaban aproximadamente 8 horas de espectáculo al aire libre.
Creo que no había pensado mucho en cómo sería esa sensación nuevamente de llegar a un lugar lleno de gente, música y bulla -de la buena-, solo sentí esas ganas de saltar, una electricidad en el cuerpo y las ganas de querer verlo absolutamente todo. Así que no pude llegar en un mejor momento, la música de Tourista me dió la bienvenida y comenzaba así esta pequeña travesía.
Pensé que me sentiría encerrada con la distribución de los famosos boxes, pero debo decirles que estos espacios fueron generosos, tenían barras de metal y una especie de vidrios transparentes que te separaban hasta un punto considerable del box siguiente. Si querías meterte unos pasos de cumbia y salsa o saltar hasta que te duelan las pantorrillas, podías hacerlo totalmente. Cabe resaltar que desde cualquier zona se podía apreciar totalmente el show, incluso en tribuna se supo mantener el distanciamiento social necesario.
Mi box tenía una vista directa hacia uno de los escenarios, pero se podía ver con facilidad el segundo también. La venta de bebidas y comida que anunciaron era otra de mis dudas, por lo que no me sorprendió ver afiches en los boxes en los que podías escanear el QR, hacer tu pedido y recibirlo directamente en tu lugar. En el caso de las bebidas, había personas dando vueltas por cada zona a las que podías comprarles y pagar con billetera electrónica o tarjeta.
Nunca sentí que mi espacio haya sido invadido por las personas de los boxes de los costados, cada grupo se mantuvo dentro de sus lugares y disfrutando a mil con la música en vivo. Otro punto a debatir eran los servicios higiénicos, pero por lo que pude experimentar, no se formaron colas largas y tampoco hubo mucha gente aglomerada en esta área del concierto.
La parte feeling del espectáculo la puso Raúl Romero y unas palabras que me trajeron de vuelta a la situación que atravesamos actualmente. El llamarnos “sobrevivientes” a los que estábamos presentes y hacer memoria a las personas que no están más con nosotros me hizo tiritas el corazón.
Ya para finalizar la noche, la primerísima Armonía 10 le dio el cierre que merecía al concierto, con lo mejor de su repertorio y un contador – que no les había contado que existía para cada grupo- respetando el tiempo pactado para su turno. No la pasaba tan bien, incluso desde el último concierto que fui antes de la pandemia.
Les podría decir que dudé al menos unas 5 veces en ir al concierto, incluso con las entradas compradas, pero… creo que algunas experiencias valen la pena vivirlas. Con las medidas necesarias y siendo responsables en nuestros actos.
Sin bajar la guardia, debemos considerar que este tipo de espectáculos nos acompañarán un buen tiempo más.