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Estas son 6 maldiciones reales que siguen sorprendiendo al mundo

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Mejor no tener suerte, a tener una mala. Las maldiciones han sembrado estragos durante siglos. Estos molestos y a veces fatídicos portadores de mala fortuna han acechado a personas, lugares y objetos, desde presidentes de Estados Unidos hasta antiguas tumbas, joyas y autos deportivos. Con el paso del tiempo, eventos trágicos, ya sean meras coincidencias o no, han ofrecido una abundante fuente de material para aquellos que creen en la existencia de maldiciones. ¿Quieres conocer algunas historias? ¡Sigue leyendo!

6 maldiciones reales que debes conocer

1) La maldición del faraón

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Se creía en el Antiguo Egipcio, que todo aquel que violara la tumba de un faraón estaba destinado a una muerte inminente. Esto solo se reafirmaba en los jeroglíficos de las tumbas, que mostraban advertencias claras sobre los peligros que le aguardaban a quien se atreviese a perturbar esos sagrados recintos.

Aun así, en 1922, Howard Carter, un explorador inglés, lideraba una expedición financiada por Lord Carnarvon, cuando descubrió la tumba del antiguo faraón Tutankamón. Junto a él, estaban todas sus riquezas. Pero cuando se aperturó la tumba, una serie de hechos extraños empezaron a suceder.

Al llegar a El Cairo, Lord Carnarvon murió de neumonía luego de que le picara un mosquito. Se dice que cuando falleció, todas las luces de la ciudad se apagaron y que cuando volvieron a Inglaterra, el perro del conde murió también. No solo con eso, otras personas relacionadas a la expedición perecieron, como el asistente de Howard Carter, el padre de su asistente, y algunos familiares suyos. Todos menos él.

Algunos investigadores sostienen que cuando Carter descubrió la antecámara, había un mensaje grabado en arcilla, que sentenciaba: “Aquel que perturbe el descanso del faraón será golpeado por la muerte con su temor”.

2) El club de los 27

Imagina ser una estrella del rock y, cuando te acercas a tus 27 años, de repente sientes que necesitas tomarte un año sabático para evitar ser parte de un club bastante inusual. Bienvenido al “Club de los 27”.

Créenos, este es un club exclusivo al que nadie querría unirse.

Empezó con Robert Johnson, aclamado por Eric Clapton como “el músico de blues más influyente de todos los tiempos”. Su destreza con la guitarra era tan prodigiosa que muchos afirmaban que había hecho un pacto con el diablo. Por desgracia, cuando falleció a los 27 años, la especulación sugirió que llegó el momento de saldar la deuda.

A él le siguió una serie de brillantes músicos que dejaron este mundo a la temprana edad de 27 años. Brian Jones, cofundador de los Rolling Stones, falleció a los 27 en 1969. Luego siguieron Jimi Hendrix y Janis Joplin en 1970, y Jim Morrison al año siguiente. Kurt Cobain se unió a este “Club” en 1994, al igual que Amy Winehouse en 2011.

3) La maldición del diamante Hope

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En la década de 1660, un comerciante de femas francés, Jean-Baptiste Tavernier, adquirió un gran diamante con origen desconocido cuando estuvo en India. Sin embargo, a lo largo del siglo XX, surgió el mito en USA y Europa de que Tavernier le había quitado la gema a la estatua de una deidad hindú.

Así pues, surgió la creencia de que todo quien poseyera el diamante, estaría envuelto en una maldición.

En 1839, un coleccionista holandés obtuvo el diamante y le puso de nombre “Hope Diamond“. La prensa se encargó de propagar la idea de la maldición del diamante Hope. Cierto o no, lo que sí es verdad es que su fama aumentó su valor. Actualmente, el diamante Hope se encuentra en el Smithsonian.

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4) La maldición del hombre de las nieves

En 1991, una pareja de montañero alemanes encontró en los Alpes el cuerpo momificado de un pastor neolítico, con más de cinco mil años de antigüedad. Se le conoció como Ötzi, el Hombre de las Nieves.

Investigaciones revelaron que había perecido desangrado por una herida de flecha. Desde ese momento, una extraña serie de sucesos desafortunados se desató entre quienes estuvieron vinculados al descubrimiento.

Siete individuos relacionados con el hallazgo encontraron destinos trágicos y peculiares. Helmut Simon, el primero en toparse con la momia, a pesar de su amplia experiencia en el aire libre, fue encontrado muerto en la montaña. Poco después, en el funeral de Simon, Dieter Warnecke, el director del equipo de rescate, falleció de un infarto a los 45 años. Los eventos lamentables continuaron, con el patólogo forense, Rainer Henn, quien murió en un accidente de tráfico; el experimentado escalador, Kurz Fritz, que guió a Henn hasta la momia, pereció en una avalancha. Rainer Hölz, el periodista que documentó la extracción del cuerpo, falleció poco después a causa de un tumor cerebral.

Las tragedias no cesaron allí: el analista de la morgue, Konrad Spindler, murió a causa de complicaciones de esclerosis múltiple. Finalmente, Tom Loy, el biólogo molecular que realizó análisis innovadores de ADN en el cadáver, fue encontrado muerto en su hogar, aparentemente por causas naturales o accidentales. ¿Coincidencia? ¡No lo creo!

5) El auto de James Dean

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El Porsche 550 Spyder, conocido como “Little Bastard”, asociado con la trágica pérdida de James Dean, parece estar envuelto en una serie de sucesos inexplicables. Se dice que quienes han tenido algún vínculo con este automóvil han experimentado desafortunadas tragedias. Tras el fatal accidente que cobró la vida del actor, el chofer encargado de recoger el auto también encontró un destino trágico al ser aplastado por el mismo vehículo.

Al poco tiempo, George Barris, un especialista en automóviles, adquirió el coche por una suma relativamente modesta de 2,500 dólares. Sin embargo, el destino de este vehículo parecía seguir un patrón inquietante. Al llegar al estacionamiento de Barris, el Spyder cayó sobre uno de los mecánicos, causándole graves fracturas en ambas piernas. La venta posterior de las piezas del vehículo también estuvo envuelta en sucesos impactantes: el comprador del motor falleció en su primera carrera con él, mientras que otro cliente que adquirió la transmisión sufrió un fuerte accidente, afortunadamente sobreviviendo para relatar la experiencia.

6) La maldición de Macbeth

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En el teatro hay muchas supersticiones. Una de ellas dice que es de mala suerte mencionar la palabra “Macbeth” en un teatro, a no ser que se esté representando la obra de Shakespeare.

Se cree que esta leyenda viene de una serie de infortunios históricos que han rodeado las producciones de esta obra. Al parecer, Max Beerbohm, un caricaturista y crítico inglés no muy contento con la popularidad de la obra, inventó la historia de que el primer actor elegido para interpretar a Lady Macbeth falleció justo antes del estreno.

Desde entonces, se cree que hay una maldición en torno a “Macbeth”, porque dicho sea de paso, sí que en los más de 400 años que tiene la obra, han sucedido accidentes durante sus puestas en escena.

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